La actual demanda de viviendas de alquiler pone de manifiesto los temores y problemáticas que sufren los propietarios, especialmente relacionadas con la morosidad de los inquilinos y los posibles destrozos y robos.
Ante una situación de morosidad, el primer paso aconsejable es hablar directamente con el inquilino para conocer si se trata de una situación puntual y transitoria, de forma que pueda solucionarse de forma amistosa entre ambas partes. Si estuviese claro que el pago no se va a producir, el propietario debe mandar un burofax con certificado de texto y acuse de recibo, aconsejablemente firmado por un letrado. En este documento se dará un plazo determinado de tiempo al arrendatario para ponerse al corriente de pago, informando que de lo contrario se iniciarán las acciones legales pertinentes.
Si no se quiere llegar a la vía judicial, el burofax podrá incluir una propuesta de liquidación de la deuda por parte del inquilino, una vía de negociación con el objetivo de que deje la vivienda por voluntad propia. Esta propuesta supone la firma de un documento de resolución con entrega de llaves.
En el caso de llegar a la vía judicial hay que tener en cuenta que el inquilino puede parar el desahucio pagando. Esto se podrá hacer solo una vez, ya que nuevas deudas y nueva acción de desahucio no podrán pararse de esta manera. En el caso de que el propietario hubiera enviado el burofax al inquilino antes de demandar y no hubiera recibido el pago en un mes, el inquilino no podrá oponerse al desahucio, ni siquiera la primera vez.
Otra de las preocupaciones de los propietarios son los destrozos y robos en su vivienda, ante lo que es necesario proceder a una denuncia vía penal ante la Policía Nacional, la Guardia Civil o el Juzgado de Instrucción. Como forma de protección ante estos problemas, el propietario deber realizar un inventario de todos los enseres que haya en la casa y adjuntarlo, incluso con fotografías, al contrato de arrendamiento que el inquilino tiene que firmar.
