En los últimos años, las finanzas sostenibles han ganado terreno en todo el mundo.

Así es el ejemplo de España, donde este movimiento ha ido ganando cada vez más fuerza, y es una tendencia que no parece que vaya a desaparecer en el futuro cercano. De hecho, según un informe de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), en 2020 se registró un aumento del 29% en el número de fondos de inversión sostenibles en nuestro país.

Esto indica que cada vez más inversores están buscando opciones de inversión que combinen rentabilidad y sostenibilidad. Y es que, precisamente, ese es el significado de finanzas sostenibles: invertir en proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad. Estos proyectos pueden ser desde energías renovables hasta iniciativas de inclusión social y financiera.

En consecuencia, las entidades del sector han creado una serie de productos que integran criterios ASG (ESG, en inglés) satisfaciendo las demandas de los clientes interesados en inversiones y adquisiciones más sostenibles y contribuyendo así a la transformación de la sociedad hacia un modelo de desarrollo más responsable. Unas siglas que se desglosan en los siguientes conceptos:

  • A de Ambiental: hace referencia a las acciones que realizan las organizaciones y que tienen un impacto medioambiental, tanto directa como indirectamente. Bajo este criterio se engloban la emisión de gases de efecto invernadero, la protección de la biodiversidad, el uso de fuentes de energía renovables, la eficiencia energética y otras cuestiones que tengan una repercusión en el medioambiente.
  • S de Social: este criterio tiene que ver con aquellas prácticas empresariales que afectan a la sociedad. Se tienen en cuenta los valores corporativos de la empresa y cómo llevan a cabo su cumplimiento: los derechos de los trabajadores, las condiciones salariales, la diversidad e inclusión en la empresa y otros aspectos del entorno social como garantizar la satisfacción de los clientes.
  • G de Buen Gobierno: corresponde a la gestión de la gobernanza, transparencia y administración de la empresa; a los criterios que siguen las organizaciones en sus normas y procedimientos. Algunos factores a tener en cuenta es que se establezca como objetivo reducir la brecha salarial, el techo de cristal y eliminar cualquier otro tipo de discriminación por razón de sexo, edad, religión, orientación sexual y discapacidad.

Y haciéndonos eco de esta tendencia creciente, hoy en nuestro blog queremos incidir en el marco normativo y legislativo en torno a valorar este tipo de inversiones.

 

Estándares de financiación sostenible

A la hora de valorar una inversión de estas características hemos de clarificar los conceptos de estándares vs los marcos. Los estándares ofrecen requisitos específicos para métricas y datos, mientras que los marcos funcionan como guías para presentar informes, en lugar de proporcionar requisitos detallados.

En la actualidad, los estándares más utilizados son los GRI de la Global Reporting Iniciative, dirigidos por el Global Sustainability Standards Board (GSSB).

Éstos crean un lenguaje común para las organizaciones y los grupos de interés, con el que los impactos económicos, ambientales y sociales de las organizaciones pueden ser comunicados y comprendidos.

La elaboración de informes de sostenibilidad basados en los Estándares GRI proporciona así una representación equilibrada y razonable de las contribuciones positivas y negativas de las organizaciones al cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible.

Otros estándares son los del Sustainability Accounting Standards Board (SASB) que identifican subconjuntos materialmente relevantes de información ASG que afectan a la creación de valor a largo plazo para las empresas. Ofrece temas y métricas específicas para cada uno de los 77 sectores que abarca.

A estos dos se suman los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Task Force for Climate-related Financial Disclosures (TCFD) y las Normas de Desempeño de la International Finance Corporations (IFC). Tres estándares deficientes en lo que respecta a ofrecer datos que informen sobre los logros o progresos en el desarrollo de sus objetivos, como en el caso de los ODS, o en cuestiones de gobernanza como los otros dos.

 

Directrices y regulaciones españolas

En España, la normativa de las finanzas sostenibles se basa principalmente en las siguientes directrices y regulaciones:

  • Plan Nacional de Acción de Finanzas Sostenibles: En 2019, el Gobierno español publicó este plan que establece una serie de medidas y objetivos para fomentar las finanzas sostenibles en el país.
  • Regulación de los productos financieros: La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha establecido una serie de requisitos para los productos financieros que se comercializan en España, incluyendo la divulgación de información sobre su impacto ambiental y social.
  • Ley de Cambio Climático y Transición Energética: En mayo de 2021 se aprobó esta ley que establece una serie de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en España, incluyendo medidas relacionadas con las finanzas sostenibles.
  • Plan de Acción de la UE sobre Finanzas Sostenibles: España, como miembro de la UE, se ha comprometido a seguir las directrices establecidas en este plan que tiene como objetivo fomentar las finanzas sostenibles en toda Europa.

 

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