Las siglas ESG, “Environmental, Social and Governance”, hacen referencia a los factores que convierten a una compañía en sostenible a través de su compromiso social, ambiental y de buen gobierno, sin descuidar nunca los aspectos financieros.

Al considerar estos factores, los inversores buscan oportunidades para sus finanzas ligadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, creados para intentar mitigar los efectos negativos del cambio climático de una manera estratégica, de forma que las empresas puedan ayudar a realizar la transición hacia economías verdes.

Además, estos criterios permiten las empresas responder a las preocupaciones de la ciudadanía, que cada vez se encuentra más concienciada con el cambio climático y prefiere invertir en empresas que fomenten la sostenibilidad.

Para incentivar la incorporación de los criterios ESG en el ámbito corporativo, desde Europa se han creado políticas como el European Green Deal o el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, que tienen como objetivo que las empresas creen políticas para proteger el medio ambiente.

Así, cada vez nos encontramos con más inversores que prefieren dedicar su capital a empresas que apoyen medidas medioambientales, sociales y de buen gobierno, al considerar que, a largo plazo, reducen el nivel de riesgo de la empresa y están concienciados con el cambio climático.

Incluso los evaluadores de créditos, están cada vez más tomando como referencia los criterios ESG a la hora de realizar un informe de riesgo y, a nivel global, hay mayor consenso en la aplicación de regulaciones que fomenten la implementación de medidas medioambientales o la creación de informes sobre finanzas sostenibles por parte de entidades como la Organización Internacional de Comisiones de Seguridad (IOSCO, por sus siglas en inglés).

Y la guinda ha sido la COVID-19, ya que ha generado una mayor conciencia en temas sociales, especialmente ligados a la salud.

Ante esta creciente orientación de las políticas financieras internacionales hacia el cumplimiento de los criterios ESG, son cada vez más las empresas que están adaptando su estructura organizativa y de gestión para incorporarlos, pero son muchas más las que siguen sin tenerlos en cuenta.

Riesgos de no incorporar los objetivos ESG

Recomendamos empezar cuanto antes a aplicar un enfoque ESG en la empresa, pues los contras a medio y largo plazo de tardar en incorporarlo son, entre otros:

  • Altos costes de capital: no incorporar estos objetivos puede desembocar en un encarecimiento de las condiciones al acceder a un préstamo.
  • Impacto en el prestigio empresarial: las corporaciones que sigan priorizando el beneficio económico, se perciben cada vez de forma más negativa al no tener en cuenta los criterios ESG.
  • Pérdida de confianza de inversores: los inversores buscan cada vez más oportunidades alineadas con las ESG y los compromisos medioambientales.
  • Impacto en el precio: un aumento en los costes de los préstamos, supone a la larga una subida de los precios para los consumidores.
  • Fuga de cerebros: los profesionales más cualificados preferirán estar en empresas que se ajusten a estos valores.
  • Problemas legales: cada vez más, los gobiernos introducen nuevas leyes o actualizan existentes para que se ajusten a objetivos medioambientales, por lo que la empresa tarde o temprano incumplirá normativas nacionales y europeas.
CONTACTAR AHORA

Estamos para ayudarte

Contacta con nosotros y nuestros abogados especialistas en derecho financiero y mercantil, te asesorarán sobre como implementar los criterios ESG en tu empresa.
CONTACTAR AHORA