Dentro del complejo mundo del arrendamiento, la incertidumbre sobre el comportamiento de pago de los futuros inquilinos es una preocupación constante para los propietarios y profesionales del sector. La pesadilla de enfrentarse a impagos prolongados, que en el peor de los casos pueden derivar en la angustiante situación de la inquiokupación, es un riesgo latente. Sin embargo, hoy existe una herramienta poderosa que está marcando un antes y un después en la lucha contra la morosidad: el Registro de Incidencias e Impagados Judiciales (RIJ).

Desarrollado por la Abogacía Española, el RIJ se ha consolidado como un sistema de información crediticia pionero en nuestro país, diseñado específicamente para ofrecer transparencia y seguridad al mercado del alquiler. Su funcionamiento es sencillo, pero revolucionario: permite a los arrendadores y profesionales del sector consultar el historial de pagos de los potenciales inquilinos antes de la firma del contrato, evitando así futuras disputas legales.

El RIJ, tu aliado contra la inquiokupación

La inquiokupación a menudo tiene su origen en un historial de impagos. Un inquilino con antecedentes de morosidad tiene más probabilidades de incurrir nuevamente en esta conducta, lo que puede escalar hasta la ocupación ilegal de la vivienda. El RIJ actúa como una barrera de protección, permitiendo identificar a aquellos inquilinos con un historial de incumplimiento de sus obligaciones de pago.

Pero el RIJ va más allá de la simple consulta. Permite registrar tanto deudas judiciales como extrajudiciales, lo que supone un avance significativo en la lucha contra la morosidad. Aquellas deudas que antes quedaban ocultas en los despachos de abogados ahora tienen visibilidad para el sistema financiero y empresarial español, acelerando exponencialmente el proceso de reclamación y cobro. Según datos del Consejo General del Poder Judicial, el RIJ ha logrado reducir drásticamente las ejecuciones de impagados, con cobros exprés en menos de dos semanas, frente a los más de tres años de media actuales.

La cláusula antimorosidad, un mecanismo disuasorio innovador

Una de las claves del éxito del RIJ reside en la cláusula antimorosidad. Esta disposición, que puede incluirse en los contratos de alquiler, advierte a los inquilinos de que, en caso de impago, su deuda podrá ser registrada y consultada por otros arrendadores. Esta simple advertencia se convierte en un poderoso mecanismo disuasorio, incentivando el cumplimiento de las obligaciones contractuales y facilitando la recuperación de las deudas pendientes.

Por todo ello, el RIJ se presenta como una herramienta clave e indispensable para cualquier arrendador o profesional del sector que busque minimizar riesgos, proteger sus intereses y construir un mercado del alquiler más seguro y transparente.

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