El pasado 22 de febrero, el Consejo de Ministros aprobó una nueva subida del salario mínimo interprofesional (SMI), que alcanza así los 1.000 euros al mes más dos pagas extraordinarias, es decir 14.000 euros anuales.
La medida, que supone un incremento mensual de 35 euros para este año 2022, fue aprobada en el Real Decreto 152/2022, de 22 de febrero, con efecto retroactivo al 1 de enero, y afecta a más de 1,8 millones de trabajadores en España.
Al no haberse aplicado esta subida en la nómina de enero, las empresas tienen la obligación de realizar el abono al trabajador, con independencia del tipo de contrato, antes de que finalice el año 2022.
Desde 2019, cuando se estableció en 900 euros, se ha venido aumentando de forma paulatina todos los años, incrementándose hasta llegar a los 950 euros en 2020 y a los 965 en 2021.
Y en 2023, el SMI se debe ajustar al 60% del salario medio por lo que, según todas las previsiones, la próxima subida se establecería en 50 euros, para llegar a los 1.050 euros mensuales.
A diferencia de las anteriores, esta subida del SMI no ha contado con el visto bueno de CEOE, ya que considera que puede suponer complicaciones para las empresas por el impacto económico de la pandemia y por la inflación.
Ante el debate generado, conviene analizar los pros y contras de subir el Salario Mínimo Interprofesional:
Pros de subir el SMI
Para los partidarios de esta medida, las subidas perfilan un cambio del modelo productivo hacia sectores más innovadores con mejores retribuciones, para intentar equipararnos a los países del norte de Europa, que son más productivos y cuentan con salarios más altos.
- Todos los países del entorno europeo están subiendo los salarios mínimos y, tras estas subidas continuadas de los últimos años, España se sitúa en el puesto nº7 de este ranking. Según el Parlamento Europeo, los países miembros deben tener un salario mínimo que garantice un sueldo superior al umbral de pobreza, para así reducir las desigualdades entre los países miembros y dentro de ellos, aunque 6 países de los 27 Estados Miembro, no cuentan con SMI.
- Equilibrar la media europea: según datos de la oficina de estadística comunitaria Eurostat, Luxemburgo tiene el SMI más alto de toda la UE con 2257 €, seguida de: Países Bajos (1.685 €), Bélgica (1.626 €), Alemania (1.614 €), Francia (1.555 €) e Irlanda (1.274 €).
En los países europeos de nuestro entorno las subidas del SMI tienen efectos dispares sobre el empleo y no presentan un patrón claro, por lo que es difícil predecir si su impacto en la economía será negativo o positivo, tal y como argumentan detractores y defensores. Pero lo que sí está claro, es que esta subida permite mantener el poder adquisitivo de los trabajadores en un contexto de subida de la inflación, primero por la pandemia y ahora por la subida en los precios de la energía derivadas del conflicto entre Rusia y Ucrania.
- De igual modo, una redistribución de la renta hacia los sectores más desfavorecidos, favorece el consumo interno y, con ello, sube también la demanda agregada y se fortalece la recuperación económica.
- Reducción de las desigualdades sociales sin necesidad de incrementar el gasto público: un sueldo mínimo más alto libera al Estado de completar con dinero público lo que reciben los segmentos con ingresos más bajos de la población.
- La subida del SMI beneficia principalmente a aquellos trabajadores que no están protegidos por un convenio, cuya situación laboral está regulada estrictamente por el contrato de trabajo firmado con la empresa.
- El aumento del sueldo, supone una mayor motivación y productividad para los trabajadores, así como una mejora en sus prestaciones y pensiones por el consecuente aumento en las cotizaciones.
Contras de subir el SMI
Frente a todo lo anterior, se encuentran las personas partidarias de mantener salarios bajos para ser más competitivos, bajo la máxima de cantidad frente a calidad: crear más empleo, aunque sea precario, permite atraer inversiones exteriores de multinacionales que buscan reducir sus costes laborales. Sus argumentos son:
- La subida del SMI afecta especialmente a sectores muy castigados por la crisis de la COVID-19, como la hostelería, la limpieza y la agricultura, donde el uso de mano de obra es muy intensivo, o al sector de los cuidados: puede poner en dificultades a particulares que contratan personal para el cuidado de personas mayores o dependientes, y que no puedan costear este incremento.
- La actual escalada de precios de la electricidad ha lastrado la actividad económica de muchas empresas que ahora, además, ven incrementados sus costes laborales con la subida del SMI. Esto reduce su competitividad y determinadas empresas pueden buscar otros países con menores costes salariales.
- El coste aumentado de la mano de obra acabaría por trasladarse a los precios, generando inflación y ocasionando, a largo plazo, una pérdida el poder adquisitivo que habrían ganado en un primer momento.
- Incremento de la economía sumergida: puede tener el efecto de expulsar del mercado laboral a trabajadores de baja cualificación, que aportan poco valor añadido a la empresa, relegando a muchos de ellos a trabajar en negro.
- Las pymes y micropymes son las más afectadas, ya que, según el INE, el 95,4% de las empresas tiene menos de 10 trabajadores y se rigen por el SMI.
- Puede afectar negativamente a jóvenes y mayores, que pueden ser expulsados del mercado de trabajo. De hecho, el perfil del trabajador que más se beneficiará con este repunte del salario mínimo, es el de mujeres, de 16 a 34 años, que trabajan fundamentalmente en el sector agrícola o en el de servicios.
Los responsables de recursos humanos de muchas empresas están empezando a tener problemas para encontrar trabajadores en sectores en los que se pagan sueldos bajos, como la construcción y hostelería. Muchos trabajadores ya no se conforman con el sueldo mínimo y se están recolocado en otros sectores.
